Programa 100 (26 Junio 2022): Jose Razzano

 

Nacido en Montevideo un viernes 25 de febrero de 1887, le tocó a Jose Razzano ser testigo del nacimiento a la vida artística de la figura más grande del arte argentino. Vino con su madre a Buenos Aires con apenas dos años, luego de la temprana muerte de su padre, y comenzó a cantar a principios del siglo XX estilos camperos. Desde 1911 conoce a Gardel, y con él, con Francisco Martino, y con Saul Salinas, arman un cuarteto de poco éxito. Sin embargo, al separarse quedan juntos Razzano y Gardel y forman un dúo de éxito rutilante en Buenos Aires, en el interior del país, y en Europa. Cantan hasta 1925, año en que Razzano encuentra graves dificultades con su voz, pasando a representar al Genio de Toulouse. Aunque sobre el final de su vida Gardel se distanciara de él, su cercanía se nota en la siguiente carta que le dedica estando en Europa y que es un hermoso testimonio histórico sobre el Zorzal Criollo:

«Mi viejo y querido Pepe. Ayer estuve dos horas, entre copas, charlas y jarana, en El Garrón de la Rue Fontaine. Es un bodegón como los del Once, ni más ni menos. Pero en estos días se llena de franchutes, de americanos, hasta de japoneses, con un cargamento impresionante de plata. La fiebre del tango los lleva allí. Yo me acordaba de aquel debut del dúo Gardel-Razzano, en el viejo Armenonville... ¿Te acordás del julepe que tenía? Ahora aquí, convertido de repente en un señor, me doy cuenta de que, con todas las fulerías que pasamos, en el viejo Armenonville estábamos entre gente igual a nosotros, que sentían el tango tanto como nosotros mismos. Aquí, en cambio, el gotán es una moda pasajera y caprichosa como todas. Enterate: para cantar tangos, hay que vestirse de gaucho.

Y bueno, para no cambiar de tema, te sigo contando. El Garrón de que te hablo es propiedad de Pizarro, aquel bandoneonista que me presentaste hace tiempo. Su socio no es otro que el mismísimo Tano Genaro, que cada día toca mejor el bandoneón y está teniendo un éxito fabuloso aquí en París. En suma: un montón de argentinos alrededor de una mesa hablando del lejano y querido Buenos Aires. Al rato todos lagrimeaban...

En tu carta me pedís que te cuente algo de mis actuaciones. Vos sabés que me gusta poco hablar de mí mismo, pero en fin... Estoy actuando en el famoso teatro Empire. El empresario, hombre que es un verdadero lince para los negocios, me trabaja de fino. Como mi contrato con él termina dentro de pocos meses, ha empezado a mandarme regalos, a tratarme como si yo fuera el Maharajá de la India. Quiere que el contrato se estire unos meses más. Yo le dije que va muerto. Tengo que ir a Estados Unidos a filmar. A propósito, parece que la película se va a llamar Melodía de arrabal o algo por el estilo. El flaco Le Pera está escribiendo el argumento, que es una maravilla. En cuanto a plata... todo lo que diga es poco. ¡Qué lejos están aquellos doscientos pesos por noche que solían pagarnos en Buenos Aires años atrás! Habrá más que suficiente para varias boleteadas en San Isidro, a manos de nuestro querido Leguisamo. Pero sobre todo, y eso lo sabés igual que yo, hermano, para que la vieja pueda darse todos los gustos, todos los lujos que le han faltado siempre. Eso es todo por ahora, pero créeme si te digo que no me olvido un momento de José Razzano, amigazo flor, a quien le envía su fraternal saludo, Carlos Gardel».

Razzano falleció en Buenos Aires un sábado 30 de abril de 1960. Su historia es la historia de Gardel, y al ser la historia de Gardel, es la historia del Tango. 

 
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